Liderazgo: qué hemos aprendido en el año de la COVID-19

Todo lo planeado a comienzos de año en relación con el liderazgo en las empresas se vino abajo en marzo con la llegada del coronavirus. De un día para otro nos vimos encerrados en casa y muchas organizaciones tuvieron que adaptarse muy rápidamente y comenzar a trabajar en remoto. Desde ese momento, han surgido nuevas necesidades y modelos de liderazgo para hacer frente a la situación actual y a los retos futuros.

Sin duda, el paso del presencialismo a la implantación masiva del teletrabajo, que en muchos casos aún continúa en su totalidad o parcialmente, es el punto más destacado en cuanto al cambio en los procesos de gestión. Más allá de las medidas a nivel tecnológico que las empresas han tenido que tomar para poder continuar con su actividad de manera normal pero en remoto, las personas con posiciones de responsabilidad, los líderes, se han tenido que enfrentar a un escenario nuevo donde su papel ha sido (y seguirá siendo) fundamental para asegurar la continuidad del negocio y a la vez conservar la motivación, compromiso, bienestar y resultados de sus equipos.

En cuestión de meses, la adaptación a marchas forzadas de modelos de gestión, procesos, etc. ha dado paso hacia un liderazgo más transversal de toda la compañía, que en muchos casos no ha sido una reinvención sino un reajuste a este nuevo modelo de liderazgo que genere un impacto positivo, tanto en los resultados de la organización como en la sociedad.

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Retos a los que se enfrentan los nuevos líderes

La pandemia nos ha dejado un mundo lleno de desafíos desconocidos, y los principales retos a los que se enfrentan los nuevos líderes en la actualidad y en un futuro muy próximo son:

La incertidumbre. Vivimos tiempos difíciles y de gran incertidumbre, y los nuevos líderes tienen que saber cómo lidiar con ella y ser capaces de crear un ambiente de seguridad en el que los miembros de su equipo se sientan a gusto y tranquilos, sin que su motivación y su compromiso se vea alterado.

La velocidad de los cambios. La pandemia ha acelerado todo vertiginosamente y todo se ha vuelto más complejo por la velocidad a la que se han producido muchos cambios. Uno de ellos ha sido que la transformación digital que estaban implementando muchas empresas ha tenido que darse de un día para otro, teniendo presente que a pesar de ello aún hay camino por recorrer, muchos procesos que definir y mucho que aprender. Los líderes deben aprender a adaptarse y enfrentarse a este ecosistema de cambios constantes, y estar preparados para reaccionar y transmitir a sus equipos adaptaciones de forma rápida, productiva y motivadora.

Gestionar personas. La gestión de equipos hoy debe ir un paso más allá. Hoy son otras las formas de trabajo y los líderes deben seguir teniendo la atención de sus colaboradores, estando más pendientes de sus emociones y miedos, empatizando más que nunca con ellos y con su día a día.

Saber cómo gestionar a sus equipos en remoto (no es lo mismo que en la oficina), es hoy clave para mantener su motivación, transmitir realismo y optimismo, y tener una comunicación fluida con ellos, promoviendo más que nunca la comunicación entre los miembros del equipo. Asegurar que todos pueden participar, que son parte de los procesos, que nadie se queda atrás o aislado y que todos tienen claro el objetivo común y fomentar el trabajo en equipo a pesar de la distancia, es fundamental para el éxito de la compañía.

Características imprescindibles de los nuevos líderes

El eje principal es entender que además debe evolucionar hacia un líder inclusivo que tenga en cuenta que la diversidad y la inclusión de su equipo, ya que será un ventaja competitiva para ser un equipo más innovador que refleje una visión completa más acorde con el mercado y por ende más estratégica.

Hoy necesitamos líderes con capacidad de mirar a medio y largo plazo, que sepan ver hacia dónde se mueve el mundo y qué lugar quiere que su empresa ocupe la en él y que sepa involucrar a todo su equipo en todos procesos y toma de decisiones.

Entender que las responsabilidades de los líderes no han cambiado, sino la manera de hacer las cosas es sinónimo de éxito.

Algunas de las principales características de los nuevos líderes son:

Saber fomentar el trabajo en equipo: el equipo se sitúa en el centro de todo, siendo fundamental una comunicación que mejore la confianza entre sus miembros, que permita dar un feedback más continuo, constructivo, y más permanente en tiempos de dispersión de los equipos. Los empleados deben sentir ese acompañamiento, y para ello el líder debe desarrollar habilidades que fomenten la acción, inspirando y sacando lo mejor de cada uno de ellos.

Gestión de las emociones: en una época tan compleja, es imprescindible que los líderes sepan gestionar las emociones de los miembros de su equipo, estar pendientes de su bienestar emocional y que se sientan a gusto, solo así estarán más motivados y los resultados en términos generales serán mejores.
Autenticidad: un líder debe ser auténtico y hablar desde la empatía, así da pie a que todas las personas se sientan en un ambiente de seguridad donde perciban que sus ideas son escuchadas.

Escucha activa: relacionado con el anterior, un buen líder escucha a su equipo para así saber de primera mano todo lo relacionado con el funcionamiento del equipo. Tiene que ser un catalizador del talento, promover conversaciones significativas, que le permitan conocer a fondo a cada persona del equipo.

Capacidad de análisis: es básico para saber qué tareas tienen que hacer y por qué, así como para saber transmitir al equipo el valor que aportan tanto al equipo como a la compañía con la consecución de esas tareas.

Predicar con el ejemplo: como referente, el líder debe hacer y decir lo mismo, no puede ser incoherente si quiere que los miembros del equipo remen todos en la misma dirección, y siempre con vocación de servicio, ganas de ayudar.

Fomentar la autonomía, la confianza y el aprendizaje a través del error: el líder debe delegar, otorgar confianza a su equipo, compartir todo en la cadena y proceso de toma de decisiones para hacer partícipes a todos, dándoles la oportunidad de cometer errores para aprender de los mismos. El líder debe permitirse fallar y mostrarlo siempre sin miedo y de forma constructiva.

Debe saber empoderar a las personas para que, a su vez y a su nivel, también se conviertan en líderes. Es muy importante que sepa transmitir el propósito y que todos los miembros estén alineados con un objetivo común.

Fomentar el aprendizaje y el intercambio de conocimiento.

Revisar las competencias personales y profesionales: los líderes, al trabajar conjuntamente con los empleados tienen que revisar sus competencias, ahora más nunca en el entorno digital y facilitar cualquier adaptación necesaria a través formaciones virtuales, mediante dinámicas, a través de la gamificación, etc.

Agilidad en la toma de decisiones: los nuevos líderes tienen que ser capaces de adaptarse a los cambios rápidamente y saber actuar en consecuencia.

Además de las habilidades de gestión que debe tener y para las relaciones interpersonales con sus equipos, también tiene que tener una serie de habilidades relacionadas consigo mismo:

Capacidad de autorregulación: se han vivido y se vivirán momentos de estrés y manejar la incertidumbre es complejo. El líder debe encontrar momentos para desconectar y poder pensar y concentrarse mejor, así también dará mayor seguridad al equipo.

Capacidad de resiliencia y fortaleza: dos habilidades que han sido fundamentales y que van a seguir siéndolo.

En definitiva, se trata de desarrollar un liderazgo integral, vivo, coherente con la compañía y sus valores y adaptado a los tiempos que vivimos y lo que está por llegar.
Para conseguir estos nuevos modelos de liderazgo hay que acompañar a las personas responsables, asegurar su formación en todas las habilidades necesarias para afrontar esta etapa de cambio y los retos a los que se enfrentan. The Leader es un ejemplo de cómo un líder puede aprender a desarrollar estas capacidades a través de una formación en la que sabrá convertir amenazas en oportunidades, gestionar los cambios, comunicar eficazmente resolver conflictos y utilizar los principios de agilidad para sacar adelante su proyecto.