La implantación masiva del teletrabajo en las organizaciones durante el último año, ha provocado en muchos casos que los límites entre la jornada de trabajo y el tiempo personal de los trabajadores se desvanezcan. De ahí que se haya reavivado el debate sobre el derecho a la desconexión digital y hayan surgido normativas para establecer las nuevas reglas del juego en este contexto.
A comienzos de año, el Parlamento Europeo aprobó una resolución que instaba a la Comisión a proponer una Ley que regulase la desconexión digital y estableciera los requisitos mínimos para el trabajo en remoto, las condiciones, los horarios y los periodos de descanso, siendo algunas de sus medidas:
- La imposibilidad de exigir a los trabajadores estar disponibles fuera de su horario de trabajo.
- Implantación de modalidades de apagado de las herramientas digitales de trabajo.
- Instauración de sistemas de registro de jornada diario.
- Realización de evaluaciones de la salud y seguridad de los empleados, incluidas las de riesgos psicosociales, relacionadas con el derecho a la desconexión.
- Adopción de medidas de concienciación y formación a los empleados sobre la desconexión digital.
- Poner a disposición de los empleados la información de forma clara sobre su derecho a la desconexión.
- Garantizar la ausencia de represalias sobre aquellos trabajadores que invoquen su derecho a la desconexión digital.
- Establecimiento de mecanismos para tramitar quejas o infracciones del derecho a la desconexión digital
- Informar que toda formación corporativa a distancia es actividad laboral y debe por ello realizarse dentro de la jornada laboral.
La iniciativa surgió tras la publicación de un informe en el que se recoge que con la implantación del teletrabajo, muchos directivos contactan por correo electrónico o teléfono con sus empleados fuera de la jornada laboral, y que las personas que trabajan desde casa tienen el doble de opciones de trabajar más horas y de no saber encontrar el equilibrio entre la vida profesional y personal.
Aunque aún quede tiempo para que la directiva se materialice, sin duda, es un gran primer paso a nivel europeo hacia una regulación de la desconexión digital.
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Ley de Teletrabajo española de 2020
En este sentido, España aprobó el pasado mes de septiembre la Ley de Teletrabajo, y ya son muchas las empresas de nuestro país que lo están implantando y con ello recogiendo, este derecho a la desconexión digital de los trabajadores fuera de su horario de trabajo.
Riesgos de la conexión constante
Y es que estar permanentemente conectados tiene consecuencias para la salud, tanto a nivel físico como a nivel mental. Según un estudio del Instituto Nacional de Seguridad en el Trabajo, esta fatiga digital puede provocar insomnio, irritabilidad, cambios de humor, desmotivación, agotamiento mental y falta de energía, lo que conlleva irremediablemente a un menor rendimiento y una disminución de la productividad.
Porque como consecuencia de esa constante conexión, surge una exigencia agobiante que produce estrés crónico e insatisfacción, que puede desencadenar el síndrome del empleado quemado o burnout, un estado de agotamiento físico, mental y emocional, o en lo radicalmente contrario, como es la adicción al trabajo (workaholism), una necesidad incontrolable de trabajar en todo momento.
Cómo incorporar las medidas de desconexión digital en tu cultura organizacional
Conseguir el éxito y la mejor y mayor productividad de la plantilla, pasa porque las empresas se transformen y adapten su cultura organizacional a las circunstancias del momento, introduciendo aquellas medidas que fomenten el bienestar de los empleados, respetando su tiempo privado y garantizando su derecho a la desconexión digital.
Es básico medir la satisfacción de los empleados y escuchar su opinión, comunicar claramente las medidas que se adopten relacionadas con la desconexión digital, y demostrar la implicación de la organización en este asunto, tomando conciencia e informando de la importancia que tiene para el bienestar general del equipo.
Cuando las personas se sienten cuidadas en el entorno laboral están más motivadas, trabajan mejor y tienen más ganas de aportar y contribuir a la misión de la empresa. Al fin y al cabo, la felicidad del equipo repercute directamente en los resultados de la empresa, tal y como refleja un estudio de la Universidad de Warwick que afirma que los empleados felices son un 12% más productivos.
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