Los retos a los que se enfrentan hoy las organizaciones pasan, en gran medida, por formar y concienciar a sus empleados en temas estratégicos para el negocio. Que el aprendizaje sea eficaz y perdure es, por tanto, fundamental para conseguir sus objetivos. Pero en un contexto marcado por la conexión permanente y la fatiga digital, ¿cómo deben abordar el desarrollo del talento los encargados de formación de las compañías? Sin duda, apelando a la emoción.
Si las formaciones corporativas generan emoción en los empleados se puede evitar la temida curva del olvido, una fórmula matemática que muestra cómo normalmente en unos días se olvida la mitad de lo que hemos aprendido, y que ilustra que cuanto más intenso es un recuerdo más tiempo se mantiene. Por tanto, la clave está en emocionar y generar recuerdos potentes.

Aprendizaje emocional a través del entretenimiento
La neurociencia ha demostrado que para que haya aprendizaje tiene que haber emoción. El aprendizaje emocional sucede cuando nuestro cerebro está emocionado por algún acontecimiento o hecho y cuando estamos emocionados generamos recuerdos.
El aprendizaje emocional es extremadamente rentable para el empleado porque no requiere invertir mucho tiempo para aprender algo, y para la empresa, ya que consigue que su plantilla retenga mejor y de forma más duradera.
Si el contenido de la formación corporativa que ponemos a disposición de los empleados no requiere leer ni estudiar durante 5 horas para recordar lo mismo, la emoción hará su trabajo y nos permitirá aprender rápido y para siempre.
Y en estos tiempos de fatiga digital, las formaciones y las organizaciones que se inspiran en la industria del entretenimiento, conseguirán que sus contenidos formativos generen esa emoción, y con ello el recuerdo.
Porque el entretenimiento nos rodea. El consumo de contenidos audiovisuales se disparó en 2020 como una especie de tabla de salvación para combatir el aburrimiento durante el confinamiento, y las plataformas de streaming y las empresas de videojuegos registraron récords históricos.
¿Por qué no entonces apostar por contenidos formativos que mezclan el concepto película o serie con los videojuegos?
¿Por qué no presentar un e-learning corporativo como historias de ficción basadas en hechos reales donde el lenguaje audiovisual se parezca a lo que consumimos en nuestro tiempo libre?
El entretenimiento puede originar que los empleados elijan de manera natural y espontánea dedicar tiempo de calidad para concienciarse y formarse, lo que está probado que consigue el doble de participación y engagement que con otro tipo de contenidos formativos.
Además, el entretenimiento provoca la participación colectiva. Como con todo contenido emocionante, las conversaciones informales surgen en el entorno de trabajo para compartir y comentar esas series, películas, videojuegos o canales que hemos descubierto y que nos tiene enganchadísimos.
El poder de prescripción natural entre compañeros de este tipo de contenidos es muy alto. Por eso las organizaciones tienen en su mano conseguir que las conversaciones entre sus empleados incluyan la recomendación de sus programas formativos.
Algunos llaman a todo esto gamificación o game-based learning, pero nosotros preferimos llamarlo el futuro del aprendizaje interactivo. ¿Está tu empresa preparada para emocionar a los empleados con la formación?
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