El área de Recursos Humanos de las empresas ha sido uno de los más zarandeados por la COVID-19. Han tenido que enfrentarse a nuevos retos como la gestión de la salud y seguridad de los empleados en entornos de trabajo descentralizados, gestionar la acelerada adaptación al entorno digital y, todo ello, sin perder de vista la competitividad y productividad. Qué ha cambiado y cómo deben ser los líderes de RRHH del futuro, ¿cuál es el nuevo papel de este área de la empresa tras la pandemia? Estas son las ocho tendencias en RRHH:
Contenidos
1. Visión comercial y de negocio
El estudio HR Realities research 2020 de Fosway revelaba que los responsables de RRHH han aumentado su valor en cuanto a la toma de decisiones estratégicas dentro de las organizaciones.
La competitividad actual del mercado exige a los líderes de RRHH que tengan una amplia visión comercial y que conozcan en profundidad el negocio de la compañía. Es muy importante que los responsables de este departamento acompañen de cerca a los CEOs y formen parte activa en el comité de dirección.
Además, tienen que saber aprovechar el manejo y comprensión de los datos junto con la tecnología para conseguir los objetivos comerciales de la organización.
2. Impulsar el cambio y la transformación digital
Si la digitalización en las compañías ya era una tendencia creciente durante los últimos años, se ha demostrado que la pandemia ha acelerado al máximo los procesos y los directores de RRHH juegan un papel fundamental. Las áreas de RRHH que estaban más avanzadas en materia de transformación digital pudieron responder más favorablemente cuando estalló la crisis sanitaria.
En estos momentos y echando la vista al frente, los responsables de RRHH tienen que ser capaces de promover la innovación y disrupción en las compañías enfrentándose al doble reto de transformar las actividades del propio departamento y transformar a los equipos. Situar a los empleados y la digitalización en primera línea va a ayudar a las compañías a adaptarse mejor a los cambios y necesidades actuales y futuras.
Contar con herramientas tecnológicas que permitan evaluar el desempeño de los empleados y desarrollar programas para aumentar su motivación es clave. Desde RRHH se tienen que promover nuevas tecnologías para adaptar y preparar a los equipos ante los retos y desafíos.
Mejorar la experiencia en el trabajo y reorientar la gestión empresarial hacia una vía más transparente y rentable es uno de los principales objetivos.
Las tendencias tecnológicas y los retos en transformación digital para las organizaciones siguen siendo muy ambiciosos y el departamento de RRHH tiene que estar bien preparado.
3. Agilidad y dinamismo
La digitalización ayuda a este área a aumentar su impacto y optimizar procesos. En el contexto actual la agilidad de los directores de RRHH es un must para que puedan y sepan reaccionar de forma rápida y ayudar a las organizaciones a anticiparse a escenarios futuros.
Desarrollar modelos de trabajo menos jerarquizados y centrados en el trabajo entre los equipos, dotados con los recursos y capacidades necesarias para tomar decisiones, es imperativo para competir con éxito en el actual entorno empresarial.
4. Promover nuevos modelos de trabajo
Los líderes de RRHH tienen que ser los primeros en asimilar que la flexibilidad en el entorno laboral ha venido para quedarse. Por eso, tienen que conseguir implementar nuevos modelos como el trabajo híbrido que se presenta como la principal tendencia a futuro, manteniendo la eficiencia, la productividad de los equipos y sacando el máximo rendimiento.

5. Asegurar el bienestar de la plantilla
Garantizar la seguridad de los empleados, tanto a nivel físico como mental es una de las tareas más importantes y complejas que los departamentos de RRHH han tenido que asumir desde la aparición de la COVID-19.
A lo largo del último año y aún hoy, debido a la prolongación de la crisis sanitaria, los líderes de RRHH tienen que estar muy pendientes del bienestar emocional de sus empleados y tomar medidas para ayudar en la gestión del estrés a los trabajadores, promover la desconexión digital y lograr mantener la motivación.
Los canales directos de comunicación entre el área de RRHH y los empleados se han convertido en herramientas vitales.
6. Proponer planes formativos que emocionen
La formación dentro de las empresas ha sido la gran protagonista durante los últimos meses y seguirá siéndolo en los próximos, porque todos los cambios que se están produciendo tan rápidamente requiere que los trabajadores adquieran las competencias necesarias para trabajar de manera eficaz en el nuevo entorno.
Los departamentos de formación y RRHH de las empresas tienen que ofrecer a sus empleados propuestas formativas para adaptarse a la digitalización y para que aprendan y adquieran nuevas habilidades imprescindibles hoy para que las compañías puedan afrontar sus desafíos actuales y futuros.
Esta nueva realidad está forzando a las compañías a rediseñar sus estrategias de formación, ofreciendo oportunidades de aprendizaje y desarrollo continuo.
Pero tan importante como el contenido de esas formaciones es la metodología, y lo que mejor funciona y garantiza un aprendizaje profundo y duradero son los formatos interactivos basados en el entretenimiento y el juego que consiguen emocionar a los empleados. Evitar la fatiga digital en las formaciones corporativas es básico para que los empleados adquieran de verdad los conocimientos necesarios en temas estratégicos para la empresa.
7. Conocer y comprender la ‘Employee Experience’
Centrarse en comprender y mejorar la experiencia de los empleados y fortalecer la cultura corporativa es otra de las tareas de los actuales líderes de RRHH. Para ello se utiliza el employee journey, una herramienta muy útil de fidelización para definir prácticas y procedimientos y conocer mejor los recursos necesarios para la gestión de la plantilla.
Se trata de un mapa que recoge la experiencia de un empleado desde que conoce la oferta de empleo hasta que finaliza su relación con la empresa.
8. Gestionar el ‘Employment branding’
Muchas empresas están empezando a poner foco en reforzar la imagen y percepción de una compañía hacia sus empleados, clientes y potenciales candidatos para ser capaces de atraer al mejor talento.
En relación a este aspecto, las estrategias de diversidad e inclusión se tienen cada vez más en cuenta en las compañías porque impactan directamente en la imagen de la marca y se han convertido en uno de los aspectos más relevantes para la adquisición de talento, así como para la mejora de la competitividad.
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